El P. Félix de Jesús, nuestro Fundador, solía decir que el nombre de nuestra Congregación “es todo el programa de nuestra vida religiosa y sacerdotal”.

En efecto, nos llamamos y queremos ser misioneros del amor de Dios, de su misericordia y compasión. Por eso, aunque los Misioneros del Espíritu Santo nos dedicamos a muchas cosas y de muchas maneras, en todas ellas buscamos:

 

  • Promover en los que formamos la Iglesia (laicos, religiosos y ministros ordenados) el sacerdocio de Jesús, es decir un estilo de vida marcado por la contemplación y la misericordia, la cercanía y la solidaridad.

 

  • Construir la Iglesia como Pueblo sacerdotal, Pueblo llamado a la comunión con Dios y a la generación de relaciones de inclusión y equidad en el servicio a los demás.

 

  • Impulsar procesos de santidad que se concreten en una vida espiritual profunda, en un desarrollo humano integral y en un definido compromiso de solidaridad con los demás, especialmente con los pobres y marginados.

 

Con todo ello, nuestra Congregación busca extender el reinado del Espíritu Santo en un mundo tan necesitado de justicia, unidad y paz. Para realizar esta misión contamos con parroquias, templos, centros de espiritualidad, proyectos pastorales y sociales en los que buscamos trabajar dando un fuerte protagonismo a los laicos.